Tengo 10 semanas, me acosan dolores de estómago y reprimo gases en la oficina, mi cuerpo comienza a recordar como fueron las últimas semanas con Amparo.. me acuerdo claramente del sabor del hierro en la boca y de los dolores del parto, casi siento la imperiosa necesidad de dormir que te ataca los primeros tres meses con un recién nacido. Es como si existiera una memoria hormonal asociada a estos momentos, cuando no estaba embarazada el proceso entero de mi primera hija me parecía borroso y hasta hermoso, había comenzado a idealizar las panzas y a encontrar algo más encantadoras las salas de maternidad llenas de "mamitas" dando "tetita"... si, es cierto, empezaba a mirar a los otros bebes murmurando cosas en voz aguda : oh, nanay que pechocho bebe!, a tocar panzas ajenas y a desear buena suerte a las que iban a dar a luz. Había dejado de reirme y sembrar el pánico cuando veía a una embarazada.
El tema es que me dió miedo de nuevo, no quiero volver a sentir dolor y en cierto sentido debo decir que no me atrevo a decirle a mi matrona que preferiría que me durmieran de una vez, me hicieran cesárea y nos dejemos de decir "la naturaleza dirá", no siento confianza de decirle al doctor que los dolores de estómago me están matando, que no disfruto ni una taza de agua, por que temo que me digan que es "la naturaleza haciendo su trabajo"... Dios con gusto me doparía si fuera seguro, lamentablemente mi pececillo esta de maravillas provocando toda clases de desequilibrios, llenandome de gas y acido estomacal y revolviendo en una olla mis hormonas desatadas que se dedican a abrir la cajita de pandora de los recuerdos físicos del primer parto.
Creo que con estos registros no debería olvidar los próximos 9 meses.
YO LA PEOR DE TODAS LAS MADRES
martes, 3 de julio de 2012
jueves, 28 de junio de 2012
Reincidencia
En primer lugar, no repitas esto en casa ok? por que? por que es fruto de un intenso trabajo desarrollado por profesionales de la crianza y recoge las experiencias de mujeres que de un momento a otro se lanzaron a la ardua, significativa y loca tarea de traer gente a este mundo... sin planificación, en medio del despiste de sus propias vidas y para sorpresa y disgusto de muchas y muchos.
Tengo dos meses y medio de embarazo, mi segundo hijo o hija, he dormido mal los últimos 33 meses y cuando comencé a vislumbrar un futuro con ciertos aires de libertad, cuando comencé a disfrutar nuevamente de "mi vida", cuando siento que mi hija va construyendo algo de independencia, entonces descubrí que estaba embarazada. De nuevo.
Sin crisis como la primera vez, sin llantos y naturalmente, asumí este nuevo estado donde mi cuerpo comenzará su metamorfosis dando alojo a un corazón y cuerpo ajeno. No se parece en nada a mi primer embarazo y ahora si odio a todos los doctores que dicen que es "natural" sentir naúseas de la mañana a la noche, vivir conectada al baño y tener la sensación de vidrio molido en los intestinos. Porque dicen que es normal sufrir?, es por que los hombres no se embarazan?
Me siento a veces mala madre, llena de defectos y ahora que serán dos mis víctimas creo que necesito desarrollar más la capacidad de reflexionar sobre el proceso, de poner más oreja y más razón a esa cuota grande de corazón que lleva la crianza. Intento ser instintiva pero eso nunca me funcionó, dejé de creer hace rato en el instinto materno y si existiera yo no nací con el. Lo hemos reemplazado con una serie de acuerdos entre yo y mi hija, ceder un par de cosas, comprometer otras, planificar futuro juntas, es una especie de: ok, estamos juntas en esto, no nos jodamos la existencia, crezcamos las dos, hagamos de esto algo bueno... si lo pienso asi, el amor que enciende todo este proceso debería permitir mirar a tu hija o hijo y saber que eres un aporte en su existencia, que él o ella esta completo y de pie frente a la vida , que él o ella sabe que lo vas a apoyar y que el día que tenga que partir no permitirás que miré hacia atrás y te vea llorar.
Ahora serán dos...
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